N.81 VIVIENDAS COMUNALES AMAZÓNICAS (AMAZONÍA) CIUDADES IMAGINADAS, CIUDADES
REALIZADAS. Desde Al Rawda a la Estación
Espacial Internacional.
Yépez
Benjamín CH, La estatuaria Murui Muinane,
(simbolismo de la gente Uitoto de la amazonia colombiana).
Viviendas comunales amazónicas
(Amazonía) Relojes solares y viviendas comunales
La
selva, una maraña desordenada, llena de peligros, territorio de lo salvaje, con
animales peligrosos e indios violentos y supersticiosos, que moran en estado de
barbarie y sin ciencia, es la idea que con ignorancia se tiene de la Amazonia, pero
es en realidad todo lo contrario, lo opuesto, se trata de un jardín planificado;
y algunas de las sociedades que allí moran han desarrollado un metódico control
del entorno, un régimen científico propio (diferente a la razón occidental) que
conoce y controla su espacio vital en cada detalle y aspecto.
Olive, Paul, Encyclopedia of vernacular architecture of
the world, Published by the Press Syndicate of the University of Cambridge,
United Kingdom, P. 1639
Una
evidencia de este dominio, es la propia arquitectura de algunas comunidades
indígenas, como los Yanomami, donde la vivienda comunal es el centro de las
actividades sociales. Algunas de estas casas-aldea son circulares, construidas
a partir de materiales de origen vegetal. En el centro se ubica un -patio- o
espacio descubierto. El edificio forma una elipse o un circulo, la altura
máxima de la cubierta se eleva hasta más o menos 6 metros, y desciende hasta el
suelo, en algunas ocasiones presenta una pendiente y en otros casos dos.(estas
apreciaciones espaciales Las hemos hecho analizando fotografías)
Los yanomami orientales
y occidentales acostumbran vivir en una casa agregando varias familias, a la
maloca Toototobi (estado de Amazonas). En ella se reúnen todos los miembros de la
aldea, Este espacio es considerado como una entidad política y económica
autónoma. Foto: René Fuerst, 1961[1].
Una
cerca tupida de hojas de más o menos 1.50 de altura configura la vivienda; hacia
el interior, entre la cerca y el primer círculo de pilares se conforma un primer anillo donde se disponen las
hamacas que son la forma de descanso y dormitorio de los Yanomami. Los pilares
que sostienen la estructura son esbeltos y conforman 3 anillos, los pilares más
bajos se ubican en la periferia junto a la cerca y los más altos hacia el
espacio descubierto, al centro. El
piso es tierra, y no se observan artefactos como mueles o similares.
La
estructura radial denota un conocimiento de la geometría que se vuelca al
territorio siendo la casa comunal el primer –anillo- del que parte.
La
casa, la aldea
Los grupos yanomami están generalmente
constituidos y asentados en de una casa multifamiliar en forma de cono o de
cono trunco denominado yano o xapono (yanomami orientales y occidentales), o
por aldeas compuestas por casas de tipos rectangulares (yanomami del norte y
noreste).
Cada casa colectiva o aldea se considera
una unidad económica y política autónoma (kami theri yamaki, "nosotros los
co-residentes") y sus miembros prefieren, idealmente, contraer matrimonio
dentro de esta comunidad de parientes con un(a) primo(a) “cruzado(a)”, o sea,
el hijo(a) de un tío materno y una tía paterna. Ese tipo de casamiento es
reproducido mientras sea posible entre las familias de una generación y de
generación en generación, convirtiendo la casa colectiva o aldea yanomami en un
denso y confortable enmarañado de lazos de consanguinidad y afinidad[2].
Se
establecen a partir de la casa tres círculos concéntricos de influencia y
percepción del territorio. El primero es
el de la escala cotidiana donde las mujeres recolectan y los hombres pescan, en
el segundo de mayor amplitud se hace la recoleccio familiar, y en el tercero,
el mas amplio se dan las expediciones de caza, los entierros y la preparación
de nuevos campos de cultivo.
El espacio social inter aldeano
Sin embargo, a pesar de ese ideal
autárquico, todos los grupos locales mantienen una red de relaciones de
intercambio matrimonial, ceremonial y económico con varios grupos vecinos,
considerados aliados frente a los otros conjunto multicomunitarios de la misma
naturaleza. Esos conjuntos se superponen parcialmente para formar una red
sociopolítica compleja, que une a la totalidad de las casas colectivas y aldeas
yanomami a través de todos los sectores del territorio indígena.
El espacio social al exterior de la casa
colectiva o de la aldea, consideradas como mónadas de parentesco cercano, es
pensado con desconfianza, como el universo peligroso de los “otros” (yaiyo
thëpë):
El uso de los recursos
El espacio de la selva utilizado por cada
casa-aldea yanomami puede ser descripto esquemáticamente como una serie de
círculos concéntricos. Esos círculos delimitan áreas de uso con diferentes
formas e intensidad.
El primer círculo, que presenta un radio de acción de cinco
kilómetros, se circunscribe al área de uso inmediato de la comunidad: pequeña
recolección por parte de las mujeres, pesca individual en el verano, pesca
colectiva con timbó (corteza de árbol utilizada para adormecer a los peces),
caza ocasional de corta duración (al amanecer o al atardecer) y actividades
agrícolas.
El segundo círculo, en un radio de entre cinco y diez
kilómetros, es el área de caza individual (rama huu) y de la recolección
familiar de todos los días.
El tercer círculo, que abarca un radio de diez a veinte
kilómetros, es el área de la expediciones de caza colectiva (henimou), que se
extienden por una o dos semanas y que anteceden los rituales funerarios
(cremaciones de huesos, entierros o ingestión cenizas en las ceremonias
intercomunitarias reahu), así como de las extensas expediciones multifamiliares
de caza y recolección (tres a seis semanas) durante la fase de maduración de
nuevos campos (waima huu). Se encuentran
también en ese “tercer círculo” tanto los campos nuevos como los antiguos, junto
a los cuales se establece un esporádico campamento –para sembrar en los
primeros y recolectar en los segundos. Y en cuyos alrededores abunda la caza.
Los yanomami acostumbraban pasar entre un tercio y la mitad del año
acampando en refugios provisorios (naa nahipë) y en diferentes localidades del
área más apartada de la selva en relación con su hogar colectivo o aldea[3].
De nuevo, como en el blog anterior sobre aldeas circulares en África, traigo a referencia una forma muy especial de –urbanismo-, guardando las debidas proporciones de esta idea exagerada, porque la maloca no es una -ciudad planificada-, como las que deseamos estudiar, pero puede darnos pistas sobre la planificación ancestral, y la más contundente intersección de forma, cosmogonía de la sociedad y entorno.
Para comprender mejor la intrínseca relación entre la vivienda indígena, el grupo social y el entorno cosmogónico se trae a colación la maloca, retomando un trabajo realizado en mis estudios universitarios. Aunque la maloca es diferente de la aldea Yanomami, por la ausencia de un -patio-, sí puede darnos algunas nociones del entramado simbólico que representan la vivienda amazónica. Debo advertir que estoy relacionando culturas diferentes en espacios geográficos y temporales distantes, pero en la cuales podemos intuir una forma de -urbanismo planificado-.
Martín Von Hildebrand, en su articulo “Vivienda indígena, Amazonas”, publicada por la facultad de Arquitectura Universidad Nacional de Colombia, expone el proceso comunal de construcción de una maloca y algunas de las indicaciones astronómicas que esta forma de arquitectura –natural- ofrece a sus habitantes para ordenar su existencia. Principalmente el artículo esta referenciado a la etnia Ufaina, comunidad que habita un área cercana a la Huitoto y posiblemente está conectado lingüísticamente a las etnias uitoto. El autor nos comenta que:
Los grupos indígenas del noroeste
amazónico han generado a lo largo de 800 años de presencia en la selva tropical
húmeda un tipo de casa comunal o maloca con un gran sentido estético y de gran
simplicidad desde el punto de vista de la estructura; sin embargo, desde el
punto de vista económico, social, religioso y simbólico, trasciende el concepto
de “casa” o vivienda, como lo conocemos en nuestra sociedad y constituye
simultáneamente el hogar, el pueblo, el cementerio, el templo y un modelo del
cosmos dinamizado por las actividades cotidianas de la comunidad.
La maloca es construida por la comunidad y funciona además como un reloj y calendario solar, que tiene una poderosa influencia sobre la función social y una relación simbólica con el cosmos y la naturaleza, el autor por otro lado presenta algunos aspectos de estas sociedades en el nivel cultural.
Estos grupos son herederos de un acervo cultural que le proporciona un vasto conocimiento empírico, altamente estructurado, sobre la naturaleza, técnicas de observación y utilización del medio ambiente de la selva, sistemas sociales, económicos y políticos, además de modelos cosmológicos que les permiten dar coherencia a sus relaciones hombre-naturaleza-cultura.
Los asentamientos distan entre sí al menos un día de camino, se dispersan sobre los causes de los ríos, cada asentamiento tiene una maloca de la cual dependían en el pasado hasta 80 personas, (según Thomás Wiffen, una maloca podía albergar hasta 200 personas) “… dependen de esta para sus rituales y reuniones nocturnas de mascar coca y relatar mitos.
La comunidad adscrita a la maloca es una unidad auto suficiente, que para reproducirse intercambia mujeres con otros grupos etnolingüísticos, por lo cual se expanden sus relaciones de alianza. La subsistencia depende de el manejo ordenado del medio natural, del cual extraen los alimentos, teniendo cuidado de mantener el equilibrio ecológico. Por este medio abren claros o chagras en el bosque de una o dos hectáreas para sus cultivos, los cuales están activos durante dos años para luego abandonarlos a la regeneración forestal. En dichos claros las mujeres siembran y cultivan yuca, ñame, ají, coca, piña, lulo, y plátano. Los demás alimentos los obtienen de la selva por medio de la cacería y la pesca, labores masculinas y la recolección de frutos silvestres e insectos, en la cual participan sin discriminación de género.
Von Hildebrand, Martín, Vivienda indígena, Amazonas.
Dependiendo de la “capacidad de carga” del entorno, un grupo de 80 personas puede permanecer en el mismo lugar por 10 o 15 años. Luego de este tiempo el alimento comienza a escasear sobre todo la pesca y la cacería, el grupo abandona la maloca y busca un lugar para levantar una nueva, por término medio a un día de camino.
Estas sociedades son consideradas “igualitarias”, aunque en cada comunidad existan unos pocos individuos con mayores responsabilidades y autoridad que sus compañeros (jefes, chamanes, mediadores) estas personas son las que manejan los rituales, administran la maloca o son mediadores entre la comunidad, el medio natural y el medio sobrenatural. Para ejercer estos cargos es necesario adquirir un profundo conocimiento de la cultura, del medio social y natural y poseer cualidades de “líder”. En algunos grupos esto no es suficiente, se necesita además descender de un linaje de jefes o chamanes. Solo una persona con este tipo de conocimientos y cualidades puede construir una maloca y ser considerado jefe de la comunidad.
El jefe aprovecha sus salidas al bosque para buscar un lugar donde construir una nueva maloca, estudia diversos sitos para escoger el más adecuado, se requiere de un lugar alto libre de las inundaciones, con un suelo arenoso para que no se formen barrizales en el invierno, y debe haber también un riachuelo navegable y una quebrada de aguas claras para el consumo domestico, debe haber terreno arenoso para cultivar tubérculos y gredoso para otras plantas, pero además según los tipos de vegetación, pues algunas plantas dificultan la limpieza de la chagra.
Al menos a una hora de camino debe haber hoja de palma para techar la maloca, siete u ocho meses antes de limpiar el sitio de la construcción el jefe siembra dos hectáreas de comida para alimentar a las personas que ayudan en el levantamiento de la maloca. El lugar de la maloca se limpia y destronca, cuando esto se ha terminado el jefe coloca en la periferia del área dos postes, uno al oriente y el otro al occidente, los postes se ubican de acuerdo a la ubicación del sol al amanecer y al atardecer, los indígenas por observación saben que el sol “se levanta bien en la mitad” coincidiendo con los equinoccios y los solsticios, desde este momento se comprende que la maloca es un instrumento que mide las actividades cotidianas y las regula según la ubicación de la luz.
Nervi, Pier Luigi, y, Guidoni Enrico, Historia universal de la arquitectura, Italia,
1977, p.55
Tres o cuatro hombres traen cuatro postes o columnas centrales a las que se denomina bota, estos elementos tienen una longitud de once a doce metros y son de madera muy resistente. Para levantar el plano de la maloca se traen cuatro varas de “yaripa” y se traza un cuadrado en el espacio, para asegurar que el lugar es ortogonal se trazan dos diagonales, luego se hace un hueco y se clavan los cuatro postes mayores, luego se construye una “cruz griega” se comienza a encerar toda la maloca y se dejan abiertos dos puntos, uno corresponde a la entrada domestica o de la mujer y el otro a la entrada ritual o del hombre.
Von Hildebrand, Martín, Vivienda indígena, Amazonas.
[2]
http://pib.socioambiental.org/es/povo/yanomami/print
(consultada el domingo 27 de mayo de 2012)
[3]
http://pib.socioambiental.org/es/povo/yanomami/print
(consultada el domingo 27 de mayo de 2012)
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